Si hay una comida por la que vale la pena ensuciarse las manos, son claramente las alitas de pollo. Crujientes por fuera y muy tiernas por dentro, la parte más humilde de esta ave necesita poco para ofrecernos su mejor versión. Un buen marinado es imprescindible para potenciar no solo su sabor, sino también su textura: el ácido del zumo de limón o el vinagre hacen que éstas queden más tiernas. Si las preparamos en el horno, una cocción a dos temperaturas facilitará que queden aún más melosas por dentro y crujientes y doradas por fuera.
Productos con los que prepararla
Ingredientes
- 5 o 6 dientes de ajo
- 8 cdas. de zumo de limón (120 ml, o 25 ml de agua y 75 ml de vinagre)
- 2 cdas. de aceite (30 ml)
- 2 cdtas. de pimentón (dulce, picante o mezclado)
- 2 cdtas. de hierbas secas a elegir (tomillo, romero, albahaca, orégano o más de una mezcladas)
- Sal al gusto
- 1,2 kg de de alitas de pollo (sin punta y con la primera y la segunda falange separadas por un corte)
- Aceite de oliva (si se fríen y no se hacen al horno)
Elaboración paso a paso
- Poner en el vaso de la Chefbot el accesorio cuchilla. Añadir los 4 o 5 dientes de ajo, los 120 ml de zumo de limón, (o 45 ml de agua y 75 ml de vinagre), los 30 ml de aceite, las 2 cucharaditas de pimentón, las 2 cucharaditas de hierbas secas y sal al gusto. Programar 15 segundos a velocidad 8 y cerrar.
- Abrir el vaso y, con ayuda de la espátula, empujar hacia abajo lo que haya quedado pegado en las paredes. Programar 20 segundos a velocidad 10 y cerrar.
- Poner las alitas en una fuente o una bolsa de zip y verter el adobo sobre ellas. Remover bien para que se impregnen por todas partes, cerrar o cubrir con film de cocina. Dejar en la nevera al menos tres horas, idealmente de un día para otro.
- Freír las alitas en abundante aceite caliente, pero que no humee, o cocinarlas al horno con la piel hacia arriba durante unos 40 minutos a 150 grados, y con un golpe final de calor a máxima potencia hasta que la piel esté crujiente y burbujeante (unos 10 o 12 minutos).